Salud

¿Qué pasaría si los MIR dejasen de trabajar? “Residependencia” en hospitales madrileños

Este lunes comenzó la huelga indefinida de los médicos internos residentes (MIR) en la Comunidad de Madrid, con el objetivo de lograr la negociación de un nuevo convenio colectivo que recoja algunas de las peticiones del colectivo, como mejores condiciones salariales o la eliminación de turnos abusivos. Hasta que no sea así, seguirán parando cada lunes por la mañana y durante sus guardias del resto de la semana desde las 15:00 a las 8:00 del día siguiente y los sábados y domingos desde las 8:00 a las 8:00 del día siguiente. El Gobierno de la CAM ha fijado unos servicios mínimos del 100%, lo que ha provocado las protestas de los residentes, ya que los consideran abusivos y recuerdan que no son parte estructural de la plantilla de los centros.

Ahí está una de las claves. Los MIR son un caso excepcional dentro del sistema sanitario español, ya que si bien su relación es laboral, su trabajo tiene un carácter formativo, por lo que, en teoría, deben ser supervisados por un profesional a medida que adquieren cada vez mayores responsabilidades. Una de las quejas de los MIR en su huelga es que han pasado a convertirse en parte estructural de muchos hospitales, “mano de obra barata” sin la cual no sería posible que estos se mantuviesen “ni una hora”, en palabras del presidente del comité de huelga, Diego Boianelli, que recordaba que los hospitales son “residependientes”.

Los MIR representan el 37% de la plantilla de los hospitales públicos madrileños: 4.279 efectivos, más que el número de interinos, 4.016

Una palabra que resulta peliaguda en un momento como el presente, en el que el recuerdo de lo peor de la pandemia aún está fresco y los rebrotes amenazan con requerir grandes esfuerzos puntuales durante el verano, momento en el que las plantillas están mermadas por las vacaciones del personal fijo. ¿Cómo están configuradas las plantillas de los hospitales de la Comunidad de Madrid, donde ha arrancado una huelga que amenaza con extenderse a otras regiones?

Los MIR representan el 37% de la plantilla de los hospitales públicos madrileños, según los datos de personal de Sanidad de la comunidad. En total, esto supone 4.279 efectivos, más incluso que interinos, que son 4.016. Los médicos fijos, con plaza, no llegan a los 6.000.

Sin embargo, su distribución —y su impacto si todos hiciesen huelga— dependería mucho de la especialidad. Las unidades de medicina familiar y comunitaria directamente desaparecían de los hospitales, ya que aquí representan el 99% de la plantilla, con más de 880 plazas. Estos datos no incluyen el personal en los centros de salud, donde esta especialidad es la más extendida. Además, al ser la especialidad menos atractiva, es donde hay más oferta en formación, a diferencia de otras como Dermatología o Cirugía Estética. Y aun así, en Dermatología (junto a Venerología), los MIR ocupan el 59% de los puestos en la sanidad madrileña, y el 30% en la Cirugía Plástica y Reparadora.

Medicina Interna —la atención de pacientes ingresados en hospitales— también se resentiría sin el trabajo de los MIR, donde ocupan 255 puestos de los 837 que había en mayo de 2020. Les sigue en número de efectivos Pediatría, donde trabajan 250 estudiantes, y Anestesiología, donde hay 190.

En Medicina Preventiva y de Salud Pública, desaparecía el 40% de la atención hospitalaria; en Microbiología, un 29%, y en Neumología, el 19%

Como puede verse en el gráfico, en otras especialidades no hay médicos en formación, ya sea porque son poco atractivas al acabar la carrera (como Paliativos) o porque no están incluidos en el MIR, como la Medicina de Urgencia.

En el marco de una pandemia como la actual, el impacto en unidades clave como Medicina Interna puede ser determinante. Pero no sería la única. En Medicina Preventiva y de Salud Pública, desaparecía el 40% de la atención hospitalaria; en Microbiología, un 29%, y en Neumología, el 19%. Además, se espera que el protagonismo que han cobrado estas especialidades durante la crisis sanitaria lleve a más estudiantes a tomar estas vías al acabar la carrera y aumente la competencia en los próximos cursos.

¿Polvos y lodos?

“En vez de convocarnos para negociar y resolver el conflicto, lo hacen para imponernos estos servicios mínimos que nunca han tenido los residentes en Madrid, porque somos personal no estructural, y se supone que los hospitales deberían funcionar sin nosotros”, ha lamentado Boianelli durante el arranque de la huelga. Particularmente polémica ha resultado la entrevista concedida a ‘El Mundo’ por Raquel Sampedro Blázquez, directora de Recursos Humanos de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, en la que calificaba de “inasumibles” las peticiones de los MIR y los acusaba de utilizar la huelga “como arma negociadora”.

No fue hasta 1984 cuando el Gobierno socialista impuso el MIR como única vía para ser especialista

Entre el resto de reivindicaciones de los residentes recogidas en la propuesta de convenio enviada a la CAM ante la falta de respuesta, se encuentra una mejora salarial, ya que los MIR madrileños aducen que son los peor pagados después de los residentes de la comunidad canaria, la ausencia en algunas ocasiones de libranzas tras guardias de 24 horas o la atención de pacientes “con limitada o nula supervisión de un médico adjunto”. Factores que perjudican no solo al profesional en formación, sino también la atención médica que reciben los pacientes.

La situación de los residentes ha ido evolucionando desde su aparición durante los años de la Transición, cuando se constituyó dicho sistema de formación de especialistas médicos como una forma de garantizar su idoneidad. Sin embargo, no fue hasta 1984 cuando el Gobierno impuso el sistema MIR como la única vía para ser especialista, puesto que hasta ese momento seguían abiertas otras alternativas como el desempeño habitual de la actividad. En apenas unos años, el sistema MIR se convirtió en una pata esencial de las plantillas hospitalarias.

Paloma Esteban

Ya en 1988, por ejemplo, José María Fernández Pastrana, profesor de Derecho en la UCM y experto en administraciones públicas, escribía que “otra cosa es que la laboralización de los MIR haya sido o no la solución idónea, desde el punto y hora en que su funcionalidad última ha desembocado en una degradación del sistema asistencial mismo, que acaba por prestar asistencia ‘especializada’ a través de los aprendices de la especialidad”.

Hace un par de años, unos datos revelados por la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid a petición de Podemos mostraron que los fines de semana y festivos, los residentes llegaban a superar con amplitud el número de profesionales fijos trabajando. La relación era, por aquel entonces, de 231 MIR por 121 facultativos durante las mañanas y 125 por las tardes de los fines de semana en todos los servicios de Urgencias del Sermas. Tan solo en el turno de mañana de los laborables los facultativos superaban a los residentes.

Un 97% de los MIR encuestados manifestaba que se quedaría en España si tuviese las mismas condiciones y oportunidades de empleo

La situación ha ido deteriorándose hasta la crisis del coronavirus, en la que los MIR se enfrentaron a situaciones límite sin que ello haya supuesto un posterior reconocimiento en sus condiciones. Según una encuesta realizada por el sindicato CSIF durante el mes de junio entre 1.500 residentes, casi un 70% de ellos planea irse de España. Sin embargo, un 97% manifestaba que se quedaría en España “si contara con las mismas condiciones y oportunidades de empleo”. Incluso desconfiando de la exactitud de los datos, poca duda cabe de que el fondo de descontento es patente desde hace tiempo, incluso antes de que un virus nos llevase a aplaudir cada día a los profesionales sanitarios.

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